jueves, 11 de junio de 2015

Ensayo, Diego Gutierrez

EL NO-MUNDO O LA DE-SUBJETIVACIÓN

Respuesta a "Fenomenología del daño: el “mal aire” y los rasgos del no-mundo para los habitantes del placer" de Ángela Uribe Botero.

Cuando el mundo ya no es mío entonces qué queda, de dónde surge lo que se aparece ante mí y aun así me supera, lo que no puedo explicar se queda en el umbral entre lo real y aquello que no lo es. Quizá la mayor de las inquietudes que me dejó la lectura es precisamente ese proceso de extrañamiento del individuo frente a su realidad, que es denominado como el no-mundo.

Esa pérdida de la constitución de la realidad como unidad de la experiencia me lleva no solo a pensar en el proceso de victimización que se produjo en El Placer, sino en todos esos momentos que dislocan al sujeto y lo dejan perplejo ante el modo en que se le presenta su mundo; sería interesante ver los puntos de unión entre las descripciones que nos presenta Ángela Uribe sobre el no-mundo y otros discursos que a través de los últimos siglos han tratado de mostrar el modo en que para el hombre, es decir para el sujeto, el mundo deja de ser suyo y se convierte en algo ajeno, a veces hasta fantasmagórico, como en el caso que nos presenta Uribe con los aires de muerte.

Los casos de extrañamiento que recuerdo en este instante son la enajenación que es descrita por Marx como una pérdida de sentido del hombre frente a su trabajo y el otro es el modo como Foucault describe en Vigilar y castigar la manera como la subjetividad humana es moldeada para buscar la creación de un cuerpo dócil. En ambos casos lo que me parece común es que un interés externo, o quizás una fuerza externa, al individuo siempre está marcando las prácticas de éste y por tal camino el modo en que nos relacionamos con el mundo. Pues para el caso de la enajenación, el hombre, al no ver los resultados de su trabajo, queda extrañado ante una parte de su realidad, no comprende, o no puede hacerlo, los modos en que desde su trabajo emerge un producto. En lo descrito por Marx lo que se da es una pérdida de sentido donde ya no se entiende el porqué del trabajo y así el obrero queda aislado de una dimensión de significación de su mundo que para Marx es la más importante: el trabajo.

Por su parte, para Foucault el aparato burgués que emergió, luego de la disolución  de los sistemas feudales en Francia, buscando la consolidación del sistema empezó a modelar la sociedad y por tanto al sujeto para introducirlo ya fuera como soldado u obrero. En la visión de este filósofo de lo que se trataba era de moldear el cuerpo que necesitaba el naciente sistema burgués. 

Estos dos ejemplos de extrañamiento que me propuse describir me parece que guardan, a su vez, similitud con la pérdida de mundo que es mostrada en el artículo de Uribe. Y precisamente, se trata de ese sentimiento de alejamiento de la realidad, de nuestro mundo, al que queda reducida la experiencia subjetiva o intersubjetiva por la intromisión de una fuerza extraña en el sujeto que lo violenta  y con ello lo aleja de la realidad. 

Dialogando acerca del sentido que tendría este extrañamiento del sujeto frente a su experiencia, pareciera que se podría usar un término para hablar de tal fenómeno desde una perspectiva un poco más general y esta sería la de de-subjetivación. que nos fue propuesta por un hombre que se interesó en nuestro diálogo mientras esperábamos en la fila de pago de un supermercado. Esto me puso a reflexionar y encontrar que en tal propuesta estaba contenida la idea de pérdida de mundo, ya que la de-subjetivación sería precisamente el proceso de la pérdida del sentido de la experiencia propia a consecuencia de una fuerza que violenta mi integridad (o nuestra integridad) y me deja frente a un mundo que no reconozco, en el que debo de actuar a fuerza de la necesidad o por sentirme coaccionado por un poder externo.

En la de-subjetivación la pérdida de la realidad sería el proceso inverso de la dación de sentido, donde al individuo se le presenta su experiencia como algo extraño. Como el caso que nos relató Ángela Uribe los lugares que antes eran punto de encuentro para la comunidad de El Placer se convirtieron, con la irrupción de la violencia, en sitios fantasmagóricos donde se respira un aire de muerte. 

Me parece que estos procesos de de-subjetivación aunque se puedan dar a distintos niveles de la sociedad actual, adquieren una fuerza vertiginosa en los casos que nos relató Ángela Uribe. Pues la muerte violenta de sus seres amados, la presencia sistemática de la muerte y la violencia, es aquello que irrumpe en su mundo y hace de éste un lugar que no les pertenece, donde una serie de no lugares se configuran como foco del mal aire, de los recuerdos impropios de su tragedia.

Pretendí en el breve escrito anterior dar cuenta de lo que me produjo la lectura, pero debo confesar que aún me parece difícil desmarcarme de una escritura filosófica, pues la estructura del texto se asemeja al proceso de argumentación, donde cada afirmación debe estar acompañada de una demostración, espero que en futuros ejercicios poder romper con este paradigma y recorrer otros estilos que se alejen de la argumentación.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario