jueves, 6 de junio de 2019

Alejandra Beltrán, Diario filosófico


Clase #1

¿Cuál ha sido mi experiencia en la formación filosófica en relación con el género, la raza y la clase y, en particular, con mi propia experiencia al respecto?

Me autodenomino y me afirmo a diario en ser mujer, lo más probable mestiza, y principalmente pobre (así mis condiciones económicas vacile constantemente entre lo que conocemos como clase media y clases populares.)

Empezare hablando de esto último porque considero que es lo primero, lo que determina mi forma de ver, sentir, aprender, indagar, conocer y principalmente transformar el mundo. Estoy convencida de que hago parte de esas grandes cantidades de personas que construyen con el sudor de su frente este mundo y que no tienen nada o casi nada. Y en medio de esta situación estoy convencida de que hay que poner el mundo patas arriba, hay que transformar completamente esta vieja sociedad y crear una completamente nueva.

Pero además no solo soy pobre, soy mujer, doblemente explotada y por ende doblemente revolucionaria. Además de que los ricos quieran exprimirnos hasta el último sudor de nuestra frente en función de sus beneficios, todo su sistema está configurado bajo también la opresión particular de nosotras las mujeres, que cargamos la mitad del cielo a nuestras espaldas.

Y debo ser sincera, frente a mi raza a pesar de considerarme mestiza no le veo gran importancia. Reconozco en mis raíces y en la tierra que piso que existen un montón de culturas que han sido despojadas de su forma de vivir y creer, que me indigna sus historias en contra de su cultura. Que les respeto su pensamiento, su forma de concebir el mundo, pero en definitiva yo no lo comparto. No pretendo ser indígena, ni creo en los espíritus, ni me conecto en terrenos abstractos con la naturaleza. No creo que lo principal de los indígenas, los negros, que son las razas más explotadas acá, sea su opresión por su raza, y menos ahora. No es lo mismo un negro rico a un negro pobre, no es lo mismo un Feliciano Valencia a un comunero que habita las grandes montañas de la cordillera central.

Ahora con respecto a la formación en filosofía generalmente va enfocada en el ser filósofo, que tiende a ser un ser alejado de la realidad “mundana”, generalmente hombre y blanco. Estos estereotipos no han sido combatidos, pero en medio de la realidad en que nos encontramos, una universidad pública más crítica, en lo concreto hemos podido salir un poco de esa concepción del filósofo.

Clase #2

He reflexionado acerca de por qué escogí este seminario, tenía otras opciones, otras propuestas que ampliaran mi nivel intelectual. ¿Por qué situarme acá cuando tengo posibilidades de hablar y aprender de este tipo de cosas fuera de la academia por el mundo y las personas que me rodean? He tomado la decisión de seguir porque quiero aprender de las posiciones, comprender mejor las ideas que existen entre las personas luchadoras y creo que esta es una gran oportunidad para eso.

He pensado que este seminario puede ayudarme a reconocer mis contradicciones y luchar contra ellas, especialmente las que el patriarcado ha implantado en mi cabeza y corazón, en plantear las discusiones que nunca he sido capaz de plantear en las cuatro paredes que encierra el debate filosófico en nuestra universidad, en nuestra licenciatura.

Es mi oportunidad de replantear en lo que pienso, de cuestionar, porque no he temido a hacerlo, a reafirmarme o transformar las convicciones y los esfuerzos que deposito en algún sitio, en una labor, en ser parte de algo. Parte de eso ha sido el pensarme mis privilegios dentro de esta sociedad podrida, privilegios que me vengo cuestionando desde hace un tiempo, soy consciente de que tengo la posibilidad de seguir el camino de acomodarme a esta sociedad, de triunfar y de olvidarme de las injusticias, de tener una vida ‘común y corriente’, incluso hasta tranquila. He tomado la decisión de dejar a un lado esas comodidades, el dejar de pensar solo en mi para pensar en los demás. Esa es la conclusión a la que hemos llegado. Hablo en plural porque convencerme de esto no ha sido un proceso individual, sino de discutir y revolver los sentimientos, de plantear que no hay mayor felicidad que dar la vida para cambiar la podredumbre por nuevas cosas.

De las discusiones que hemos dado hoy han quedado en mi cabeza dos cuestiones. La primera, es la necesidad de la radicalidad, y es que muchas veces la academia nos invita todo el tiempo a ser tibios, a no tener postura, a conformarnos con el conocer, enunciar pero poco defender. Eso hace que nuestra posición cómoda se intensifique, pues es mucho más fácil entender el mundo desde una perspectiva neutral, donde damos la razón a todo lo que suene con fuerza, así no sea por convicción. Parte de esto es el hablar de los asuntos que atravesamos las mujeres en la sociedad porque es políticamente correcto, no porque en realidad creamos que la opresión que vivimos las mujeres sea injusta.

El segundo, es la incógnita de qué hacer con las violencias. Esta duda viene estando en mí presentemente, pues trae consigo preguntas más profundas como quién es el enemigo, qué se hace con él, qué hacer con el aliado o aliada que tiene conductas contradictorias e incluso violentas.

Clase #3

Latinoamérica ha vivido un proceso duro, sus pueblos han sufrido la opresión y la miseria fuertemente, por eso mismo su rebelión ha sido constante. Su descubrimiento, conquista y colonia ha sido lo que ha permitido la configuración del mundo como global, donde se inicia la concepción no simplemente local y nacional, sino las dinámicas mundiales, no solo económicas, sino culturales y políticas.

En medio de nuestro contexto sigue siendo un debate de si todas las opresiones (clase, sexo, raza, etc.) están al mismo nivel o en distinto. Lo que sigo considerando es que inevitablemente todas configuran las dinámicas sociales, pero la que determina el rol que cumple el individuo dentro de la sociedad es la clase. ¿Por qué? las dinámicas se han modificado, si bien hace unos siglos todos los negros eran considerados inferiores, las luchas de los sectores han permitido desmitificar la deficiencia natural de otras razas que no sea la blanca, y la forma de desmitificarlo ha sido incluyendo a estos a dinámicas de poder y de opresión hacia otros, por ejemplo, negros oprimiendo a otros, sin importar raza o sexo pero si clase, para un claro ejemplo de esto esta Obama, expresidente de Estados Unidos. Las dinámicas de clase no han cambiado, las de la raza y del sexo sí.

Clase #4

Hoy me centraré en mis sentimientos, de vez en cuando es bueno, para desarrollar la discusión tuve el infortunio de tener el protocolo, que no he tenido tantas ganas de hacer.

Estaba preparada para esto, sabía que era muy probable que lo que me encontrara en los textos eran cosas en las que no estaría de acuerdo. A lo que no estaba tan preparada era a enfrentar un montón de comentarios desafortunados que quizás me harían perder por un rato todo el interés en la clase, e incluso plantearme el no volver a participar, o por lo menos enérgicamente.

Debo admitir que las posturas que me ponen sobre la mesa no me convencen, y no pretendo que lo hagan, lo que siempre he pretendido y mi objetivo con este seminario es conocer, conocer esas otras posturas.

Me reconocí por un momento como ignorante, me sentía entre la espada y la pared para plantear lo que pienso. Sabía que las cosas iban a ser polémicas, la comprensión de las ciencias naturales, como CIENCIA, son realmente controversiales. Aún sigo convencida de que los fenómenos naturales y sociales tienen formas de analizarse para que se hagan de forma correcta, no puede caer todo en la subjetividad, si las ciencias naturales no lo hacen, las sociales tampoco.

Creo que fui ambiciosa, pretendía plantear un montón de discusiones en poco tiempo, lo hice y no se llegó a la conclusión de ninguna. En realidad termine con una sensación algo extraña, al punto en que colapse después de la clase, no me ha quedado más que echarle mucha cabeza a estos hechos y tomar decisiones de qué debo hacer de ahora en adelante. Me sentí de nuevo estúpida, como lo he sentido en ocasiones anteriores en otras clases, de plantear mi posición. Ideas como ‘para que planteas eso si sabes que te van a dar duro’, o ‘no has leído lo suficiente’, o ‘no conoces lo suficiente’, se me atravesaron constantemente por la mente.

Comentarios como ‘si vas a criticar tienes que ser rigurosa’, pero posteriormente escuchar ‘nunca leeré a Marx’ o ‘de seguro debió tener algo racista’ me hace tener un sinsabor constante en la academia, que me alimenta las ganas de graduarme. Aún tengo que aprender muchas cosas, entre esas a expresar las ideas, ese será mi objetivo.

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