sábado, 28 de mayo de 2016

Reflexión, Sebastián Bermúdez

A propósito del taller Uso de la imagen para la enseñanza de la filosofía por la profesora Diana Paredes


El taller inició con la exposición de la relación entre filosofía e imágenes, relación que puede ser explotada en función de la enseñanza de conceptos filosóficos. Esto a raíz de que la imagen puede ser leída e interpretada, adquiriendo así un carácter textual. En efecto, resulta posible la enseñanza de contenidos filosóficos por medio de la pintura o el cine.

La interpretación de las imágenes parte de tres corrientes que son: en primer lugar, el psicoanálisis, a partir del estudio del inconsciente; en segundo lugar, la semiótica, la cual, a su vez, está dividida en dos sub corrientes que corresponden, por un lado, al estructuralismo, donde se analizan factores que van desde el color hasta el plano, su composición y los puntos que no están enfocados y, por otro lado, al post-estructuralismo, donde la imagen es caracterizada como polisémica e infinita en sus significados; en tercer y último lugar, la historia del arte, donde se analizan factores históricos, sociales y culturales de donde se produjeron las imágenes.

Para llevar a cabo dicha propuesta se propone una guía metodológica de la cual, en el taller, se explicaron tres puntos[1], a saber: el análisis preiconográfico, donde se describen los elementos que hay en la imagen tales como color, tamaño, distribución espacial, fuera de foco, escenario, personajes, gestos, movimientos, etc.; el análisis iconográfico, donde se pretende dar un nombre a la imagen en contraste con el nombre que originalmente tiene —si es que tiene alguno—; y, finalmente, el análisis iconológico, donde se define si la imagen tiende a ser apologética o crítica, los elementos que yuxtapone la imagen, la población a la cual está dirigida, los estereotipos que presenta y la caracterización cronológica que tiene un objeto que está presente en ella.

Ahora bien, luego de la exposición siguió la parte práctica del taller, la cual consistió en el desarrollo de los tres puntos anteriormente mencionados a partir de un texto seleccionado por la profesora Paredes. Para ello cada estudiante seleccionó un concepto desarrollado en dicho texto. Por cuestiones de tiempo se acordó un único concepto para así poder desarrollar la guía colectivamente. Para esos efectos se tomó el concepto de tiempo y se procedió con la guía. Se seleccionó la pintura La persistencia de la memoria de Salvador Dali y se siguió la guía descrita anteriormente.

Dicho taller fue, al menos para mí, de gran importancia puesto que el uso de la imagen está dentro del campo de la enseñanza de la filosofía por medio del cine, tema que elegí para mi trabajo final. Con este taller se me da la posibilidad de ampliar los horizontes de mi investigación para así poder desarrollar un mejor trabajo final. Espero poder contar, a lo largo del semestre, con más talleres que tengan una temática similar a éste.

Finalmente, es necesario afirmar que este ejercicio resulta muy interesante en la medida en que permite que aquel que desarrolla la guía plantee las diversas interpretaciones de la imagen, lo cual, además de afianzar unos contenidos, permite el desarrollo de ciertas habilidades, como lo son, al menos, las de interpretar, argumentar, entre otras. En suma, resulta ser un ejercicio muy completo en lo que corresponde a una didáctica para la enseñanza de la filosofía.





[1] La guía original tiene cinco puntos, cosa que puede observarse en el documento entregado durante el taller por la profesora Diana Paredes.

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