lunes, 5 de septiembre de 2016

Carta, Bayron Giral


Un día cualquiera.

Estimada Sofía,

El deseo de conocimiento que caracteriza a los hombres ha causado en mí un gran asombro hacia el cosmos, que me lleva a hacer todo tipo de preguntas en busca de su comprensión. Las he abordado desde muchos puntos de vista, en relación con los saberes de los hombres. He partido de las sensaciones que me proporcionan los sentidos, en seguida, por medio de la experiencia, he aprendido a asociar lo que encuentro semejante, después, gracias a la razón, he respondido los porqués por medio de la ciencia, conociendo los primeros principios y causas.
Así pues, llevo mucho tiempo acercándome a ti, Sofía. En tu búsqueda, he tenido que pasar por diversos caminos. Desde un principio, tuve que reconocer mi ignorancia; luego, me encontré con la dificultad de pasar a través de lo oculto para develarlo y, finalmente, conocer la verdad para llegar a la sabiduría.
No obstante, no me arrepiento del tiempo dedicado en tu recorrido, de hecho, podría seguir dedicándome a comprender lo más difícil del cosmos, ¿hacia dónde se dirige?, ¿cuáles son las causas que lo preceden?, ¿qué hace que lo que haya en él sea lo que es? Pues el deseo de conocimiento que tengo solo se llena buscándote por ti misma, sin pretender alguna utilidad, ya que eres la ciencia más cercana a lo divino. Es que solo tú eres digna de ser buscada por los sabios, pues contigo se puede llegar a comprender la universalidad de lo que es, riges a todas las ciencias, eres libre y el saber supremo sobre todas las cosas.

Atentamente,

Un hombre dedicado a tu búsqueda.

Tema: Aristóteles, Metafísica I, 1-3.

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