jueves, 16 de octubre de 2014

Meditación, Catalina Camino

Sobre Dios, que no podemos saber si existe
Tengo cuidado al escribir, pues solo quiero dar cuenta de aquello de lo que me siento medianamente segura. En estos días, he procurado por tener la disposición y el espacio adecuado para considerar todo lo que pasaba por mi mente; de ello, no he logrado sino tener más dudas que certezas, lo cual me ha producido algo de enojo. Sin embargo, considero que el sólo hecho de lograr estar un poco más cerca de mis pensamientos y de las cosas que están en mi cabeza, sin tener que considerar algunos de los conceptos que tradicionalmente se me han repetido, es un gran avance.
Pues bien, antes de empezar a procurar estar más cerca de mis pensamientos, empecé por buscar un silencio absoluto, lo cual resultó bastante inquietante, pues era más el sueño que me producía, que la concentración que podía obtener. Así, opte por poner un tipo de música que me tranquilizara, un tipo de música cuyo mensaje iba a ir algo en contra de lo que yo iba a considerar: el reggae. Posteriormente, me ocupé de no tener hambre, de no tener frío ni calor, de no tener nada que pudiera lograr que saliera de mí misma para entrar en algo más. Habrá que admitir que es muy difícil lograr estar cien por ciento concentrada, más en alguien como yo, que se distrae fácilmente.
Cuando tuve todo listo, quise escucharme atentamente y logré entender, que para considerar algunas cosas del mundo y entenderlo se debe partir desde el comienzo, esto es: el origen. “¿De dónde venimos? ¿Para dónde vamos? ¿Con que fin existimos?” fueron algunas de las preguntas que me asaltaron inicialmente. Luego noté que probablemente a mí y a millones de personas les asaltaba eso a diario, así que tenía que considerar algo más sencillo, más concreto. De ese modo, pensé que en vez de preguntar de dónde venimos, debía preguntarme por una de las respuestas que se han dado a esta pregunta: Dios. ¿Es posible que exista un Dios? ¿Tenemos los medios para saber si existe o no existe?
En ese punto, no pude evitar recordar algunas de las teorías sobre la existencia del mundo, sobre nuestro origen, lo cual no me resultó del todo infructuoso. Pensaba que tal vez debería tener en cuenta que no es posible haber salido de la nada y que todo debe tener un inicio pero, al tiempo, consideraba que puede que el nuestro nos resulte aún más desconocido de lo que creemos o peor, imposible de conocer. Así, vale escribir un poco de lo que pensé de ellas, pues de ahí se desprende lo único que tuve por cierto.
La teoría creacionista vino a mi mente y me di cuenta que me resultaba molesto pensar en ella. Dios todo creador nos había hecho y aparte de hacernos, nos amó y, sin embargo, nos permite dolores y nos condena si no usamos la facultad de elegir, que supuestamente nos dio, para elegirle a él y obrar según sus reglas. He creído que parte de las malas referencias que uno puede tener sobre Dios, incluidas las que ahora señalo, han venido de los mismos hombres. Ideas que surgen para condenarse entre sí, para llenarse de miedo, para procurar un cierto tipo de elección. ¿Para qué? No lo sé y creo que no debo ahondar mucho en eso, pues me extendería en cuestiones de más.
También tuve en cuenta una de las teorías científicas: el big bang. Creí que no debía tenerla muy presente pues los conocimientos científicos que están en mi mente son limitados. Sin embargo, me ceñí a mi sentido común y a la idea de que los conocimientos de todos los hombres sobre todo son limitados. La nada explotó, dicen básicamente, y yo pensaba y concluía: ¿cómo es posible que la nada explote? ¿Para que algo explote, no necesita tener algo que lo motive a explotar?
Así llegué a la idea de que los hombres nos hemos preocupado demasiado por ofrecernos respuestas sobre nuestro origen pero que, incluso hoy en día, resultan insatisfactorias. En mis consideraciones, develo que las respuestas sobre el origen que están ligadas a la fe o al amor o que sitúan nuestra creación en algún ente externo, son en sí algo que se asume de forma meramente personal y que, por tanto, no pueden ser consideradas una verdad.
También puedo ver, considerando una de las respuestas de la ciencia, que lo que se ha ligado a nuestra razón y a nuestro conocimiento del mundo, de una u otra manera, también ha resultado insatisfactorio ya que nos propone algunas dudas y algunas ideas sobre cosas que no tenemos la facultad de conocer. El universo es infinito y, nosotros, no.
Puedo decir que considero que la existencia de Dios y las respuestas sobre el origen se han venido tratando desde dos perspectivas: la fe y la razón. En cuanto a la fe, cabe mencionar que no podemos basar una noción de verdad en algo que es meramente emocional y que, por tanto, no podemos afirmar por medio de ella que exista un Dios. En cuanto a la razón, no puedo evitar recordar que he aprendido que tiene límites; que no todo nos es posible de conocer y que por eso, aun con la ciencia de por medio, estamos destinados a no entender ciertas cosas que nos atañen, como por ejemplo: nuestro origen.
Así, concluyo que no tenemos los medios, las facultades o como se le quiera decir, para poder afirmar de manera contundente si existe o no un Dios y que por tanto, somos también incapaces de saber si existe.

1 comentario:

  1. Catalina gracias por compartir tu texto. La verdad me muestro de acuerdo y congenio contigo puesto que es verdad, cada quien tiene condiciones distintas de posibilidad para poder meditar, no siempre es necesario el silencio.

    Paralelamente, la teoría del Big Ban en el ámbito científico ha sido comprendida. Tal vez seamos nosotros los que en verdad no logramos entender comprensiones cientificistas y por la escases de conocimientos de ésta índole, no concebimos dichas ideas. Por ejemplo cuando afirmas que "La nada explotó, dicen básicamente, y yo pensaba y concluía: ¿cómo es posible que la nada explote? ¿Para que algo explote, no necesita tener algo que lo motive a explotar?" Si bien recuerdo, lo que explota no es la nada sino un inimaginable cumulo de masa y para que algo explote no necesita un motivo, necesita es una reacción. Conjuntamente, las evidencias que por el momento se estipulan, es que no fue una explosión sino una expansión. De igual forma, yo tampoco entiendo explicaciones de este tipo pero parece ser que entre ellos sí se entienden.

    Lo que veo relevante es que la existencia de Dios no puede ser comprendida a partir de la creación del universo puesto que no podemos ceñirnos a un solo texto, la biblia. Si nos ceñimos a la biblia habría de suponerse que el único Dios es el expuesto en la biblia y si se llega a confirmar que fue el Big Ban el origen del universo, no va a desechar la idea de Dios. Lo que hace es demostrar que el libro del Génesis no tendría razón pero la idea de Dios todavía seguiría patente.

    Creo que “demostrar” la existencia de Dios es suponer de entrada que se puede “demostrar”, me explico, es caer en el juego de un método empírico que dé cuenta a que Dios existe y pues la dificultad radica en la tangibilidad de Dios y por tanto no hay método empírico experimental que de cuenta de él.

    ResponderBorrar