miércoles, 19 de noviembre de 2014

Aforismos, Juan Sebastián Navarro

Mi mente, mis reglas, mi reino y mi rey

El silencio es el mayor aliado para la meditación, para el pensamiento, para la negación, para la duda y para la verdad. Lo irónico del silencio es que tiene la cualidad de hacer gritar el pensamiento.

La “certeza” como la “verdad” deberían ir siempre en comillas.

He sido toda mi vida una víctima de las mentiras. Hombres, mujeres y niños ¿quién de todos ellos no ha mentido? Si mintieron alguna vez podrían hacerlo siempre ¿por qué confiar en ellos? Confió en mí y es lo único que basta.

La verdad resbala con mentiras y danza con verdades.

¡Oh Verdad!, que corrompe y daña verdad, que se afirma o niega, si se niega ya no es verdad, lo cual me impacienta y descontenta. Y descontento por no tenerla, pretendo buscarla en los laberintos que llamamos vida, lleno de dudas por no encontrarla pero feliz por intentar alcanzarla.

La duda es el mayor impulsor del conocimiento, sin embargo, el que duda y no investiga es como el que tiene hambre y se rasca la cabeza.

Los cinco caminos que nos ayudan a conocer este mundo y a los cuales denominamos sentidos, nos ayudan a percibir algunas cosas. No obstante, mi pensamiento, mi propio pensamiento, no sé de cuál camino provino.

La mente domina el cuerpo pero él sabe engañarla.

Pienso, pienso que no sé si lo que pienso proviene de la idea de lo que es o de lo que quiero que sea.

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