viernes, 25 de septiembre de 2020

Diario, Erika Farfán

Diario filosófico 1

Normalmente lo que más cuesta de escribir, es comenzar, y ésta no es la excepción. Creo que debería partir de que tanto el texto de Fanon1 como el de Viveros2 me hicieron pensar en muchas cosas y aspectos de mi vida, principalmente, en aquellos en los que me he sentido vulnerada o evidenciado algunas «injusticias», en especial por ser mujer.

Siempre he pensado que el concepto «mujer» ha excluido multiplicidades, porque se quedan de lado particularidades e incluso deja de lado a quienes no se siente totalmente conformes al definirse de esa manera o a quienes fueron hombres biológicamente y al sentirse como mujer quedan excluidos de la definición del concepto o las características que debería tener para encajar en aquel grupo. En mi caso, la cosa no va por ahí, pero pienso en quiénes se sienten de esa manera.

Cuando pienso en la forma en la que Fanon expresa el sentimiento de inferioridad del hombre negro o de la mujer negra, pienso en mí, sí, no soy negra, mi piel es blanca pero también me he sentido de esa manera –no es la misma discriminación o herida, pero es un sentimiento similar–. Un ejemplo de ello es cuando por ser mujeres dentro de la academia somos poco escuchadas o tomadas como sentimentales que no hacen comentarios objetivos, con frases como «debes ser objetiva, ¿estás en tus días? No seas hormonal». Otra circunstancia, que me atrevo a decir, me ha sucedido, es cuando no encajas con la forma de cuerpo o belleza que una “mujer” debería tener, como determinadas medidas, altura, color de ojos, estrato social o dinero. Pareciese que cuando no cumples con alguna de estas (o con la mayoría) eres “menos”, sí, menos que otro, y por eso merece mayor atención, es la manera de justificar que lo (la/las) comparen contigo con frases como “los mejores somos del norte o, Uy, ¡no! ¿Estudias en una universidad pública? ¡Vándalo!”.

En la misma línea, y explicitando un poco más, en mi entorno he notado que entre las mujeres, somos –algunas veces– solidarias con las de nuestro género o somos un poco más atentas con las otras en cuanto a las violencias o discriminaciones que hemos tenido a lo largo de la vida y la historia. Pienso también en que no nos sentimos conformes con la idea de ser siempre vista como la esposa de alguien, la novia de alguien o la que leyó a quién, sino por la multiplicidad que hay de mujeres y de definirse, o mejor, de concebirse alrededor de esta palabra teniendo como factores sus propias vivencias y experiencias.

Por eso, y a modo de cierre, creo que no solamente los hombres y mujeres negras deben sanar las heridas y superar los traumas que a lo largo del tiempo, de las culturas han sufrido la mayoría de las minorías en las sociedades, pues, estos no competen solo a aspectos físicos o a cuestiones biológicas, sino a aspectos mentales también, psicológicos, y tienen estrecha relación con el rol que cumplen o ejercen en la sociedad. De allí, que afecte la forma en la que se concibe o en el lugar en el que se ubica, porque si se cree o considera inferior, de la misma manera va a comportarse con otros y a aceptar que la traten como tal, ya que estaría dentro de lo que merece, y de que su rol estaría en marcado en esa forma de ejercer su poder. <

 

 

Tomada de: https://co.pinterest.com/pin/12666442677969056/?nic_v2=1a7c4rosC

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