lunes, 19 de octubre de 2020

Diario, Daniela Jiménez

15/ Octubre/ 2020

La promesa de la civilización ha fallado, así como falló la promesa de la ilustración. La presencia del blanco no elevó el espíritu humano, lo destruyó. Aunque esto también es falso, nada se ha destruido, todo se ha transformado y con esto hemos visto como lo condenado a muerte se ha transformado en vida resiliente.

Después de tantos años de vivir bajo los ideales de “libertad” y “progreso”, las mujeres blancas debían luchar por la equidad y el respeto (aún lo hacemos). Porque los hombres blancos vieron en nosotras debilidad e inferioridad; encontraron en nuestro sexo oportunidad de violencia y sometimiento.

Después de tantos años de esclavitud, dolor, angustia y desprecio, el ser humano negro nos ha dado una lección de resiliencia y del verdadero valor de la civilización; han logrado convertir el temor, el odio y la jerarquía que le impuso el blanco en valentía, amor y equidad. Y en consecuencia, las mujeres negras vivían el machismo que provenía del hombre blanco, pero dentro de sus congéneres éste término desaparecía, aquí la mujer era tan fuerte y trabajadora como cualquier hombre y el hombre era tan amoroso y doméstico como cualquier mujer (estereotipos propios de la cultura machista).

Las mujeres negras eran iguales a sus compañeros masculinos en cuanto a la opresión que suman, en que eran socialmente iguales a éstos dentro de la comunidad de esclavos y en que resistieron a la esclavitud con la misma pasión que ellos. Ésta fue una de las mayores ironías del sistema esclavista, ya que al someter a las mujeres a la más despiadada explotación concebible, una explotación que no conocía distinciones de sexo, se sembró el terreno no sólo para que las mujeres negras afirmaran su igualdad a través de sus relaciones sociales, sino también para que la expresaran mediante sus actos de resistencia. Esta revelación debió de ser aterradora para los propietarios de esclavos pues, aparentemente, ellos estaban intentando romper esa cadena de igualdad por medio de la represión especialmente brutal que reservaban para las mujeres. (Davis, 2005, p.32)

He aquí la muestra de la superioridad de la raza blanca: superior en salvajismo. He aquí la inferioridad de la raza negra: inferior en salvajismo, superior en valores humanos.

Tendremos que aprender mucho de aquellos seres humanos esclavos, que a pesar de todo jamás dejaron de luchar codo a codo hombres y mujeres.

  

 


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