viernes, 29 de enero de 2021

Diarios, Daniela Jiménez

 
15/ Octubre/ 2020

La promesa de la civilización ha fallado, así como falló la promesa de la ilustración. La presencia del blanco no elevó el espíritu humano, lo destruyó. Aunque esto también es falso, nada se ha destruido, todo se ha transformado y con esto hemos visto como lo condenado a muerte se ha transformado en vida resiliente.

Después de tantos años de vivir bajo los ideales de “libertad” y “progreso”, las mujeres blancas debían luchar por la equidad y el respeto (aún lo hacemos). Porque los hombres blancos vieron en nosotras debilidad e inferioridad; encontraron en nuestro sexo oportunidad de violencia y sometimiento.

Después de tantos años de esclavitud, dolor, angustia y desprecio, el ser humano negro nos ha dado una lección de resiliencia y del verdadero valor de la civilización; han logrado convertir el temor, el odio y la jerarquía que le impuso el blanco en valentía, amor y equidad. Y en consecuencia, las mujeres negras vivían el machismo que provenía del hombre blanco, pero dentro de sus congéneres éste término desaparecía, aquí la mujer era tan fuerte y trabajadora como cualquier hombre y el hombre era tan amoroso y doméstico como cualquier mujer (estereotipos propios de la cultura machista).

Las mujeres negras eran iguales a sus compañeros masculinos en cuanto a la opresión que suman, en que eran socialmente iguales a éstos dentro de la comunidad de esclavos y en que resistieron a la esclavitud con la misma pasión que ellos. Ésta fue una de las mayores ironías del sistema esclavista, ya que al someter a las mujeres a la más despiadada explotación concebible, una explotación que no conocía distinciones de sexo, se sembró el terreno no sólo para que las mujeres negras afirmaran su igualdad a través de sus relaciones sociales, sino también para que la expresaran mediante sus actos de resistencia. Esta revelación debió de ser aterradora para los propietarios de esclavos pues, aparentemente, ellos estaban intentando romper esa cadena de igualdad por medio de la represión especialmente brutal que reservaban para las mujeres. (Davis, 2005, p.32)

He aquí la muestra de la superioridad de la raza blanca: superior en salvajismo. He aquí la inferioridad de la raza negra: inferior en salvajismo, superior en valores humanos.

Tendremos que aprender mucho de aquellos seres humanos esclavos, que a pesar de todo jamás dejaron de luchar codo a codo hombres y mujeres.


05/Noviembre/2020

Muchas veces andamos por la vida creyendo que nuestras ideas y creencias son las más cercanas a la realidad, las más correctas e importantes. Mas esto no es así, muchas veces nuestras concepciones tienen otro punto de vista que no son tan ilógicos y errados como tendemos a creer. Por ejemplo, en cuanto a la era actual de las redes sociales, empezamos a forjar una idea de lo que acontece en la realidad según lo que vemos en nuestras pantallas y creemos que todos se topan con la misma información que nosotros, pero esto no es así. Por eso aún podemos toparnos con terraplanistas o con personas que difieran de nuestras ideologías políticas, porque la realidad que se les presenta es distinta a la nuestra.

Cuando pensamos de esta forma, se hace más fácil y claro para nosotros entender por qué las mujeres negras no apoyaban fervientemente la lucha en contra de la violación sexual y en contra del derecho al aborto. Y es que aun cuando ellas eran las más afectadas por estos procesos, había demasiadas consideraciones de fondo que no permitía que adoptaran abiertamente estas posturas.

Esto me hace pensar que quizá debamos dudar de las cosas que tienden a hacérsenos obvias, para no pecar por intransigentes con las personas que nos rodean. Hace falta más empatía para conocer más ampliamente el mundo.


20/Noviembre/2020

Es como si toda mi vida hubiera transcurrido en una burbuja. Veo y comprendo el mundo de una forma tan distinta ahora, claramente todos los semestres que han transcurrido en la universidad han sido productivos de una u otra forma para mí, pero este semestre en especial ha sido el más bello y fructífero que he tenido en toda mi vida y ahora que lo pienso considencialmente también el más ocupado, pero esto último no importa.

Entre leer a Freud, Nietzsche, Cioran, Fanon, Davis, Lorde, Hill Collins y bell hooks, he tenido una revelación, una transformación y no solamente en ámbitos académicos, ¡veo y siento el mundo diferente! Que profundamente agradecida estoy con la vida por haberme permitido llegar hasta aquí para aprender tantas cosas bellas -especialmente estas últimas mujeres ya nombradas me han inspirado muchísimo-. Yo jamás me había preguntado por mi color de piel, por mi sexo, por mi posición social, entonces era como un ente que vivía sus días haciendo lo que “tenía” que hacerse, pero ahora soy más que eso, ahora sé que soy una mujer y me siento como una mujer (porque ahora este concepto es distinto para mí), hago parte de una estirpe luchadora y eso me llena de dignidad, orgullo y nostalgia. Un mundo nuevo se abre para mí, un mundo donde mi ser no es sólo mío, donde mi cuerpo tiene muchas significaciones e historia.

Mi concepción del feminismo antes de adentrarme en este seminario era paupérrimo, ni lo comprendía ni me interesaba; lo respetaba, pero a lo lejos. Siempre pensé que si yo tenía ciertas oportunidades sólo debía hacer uso de ellas, creía que de ahí radicaba mi aporte al feminismo en tanto mostraba que yo podía ser tan o más inteligente que otro hombre, pero no era así, ello sólo demostraba lo insoportablemente egoísta de mi existir. Es que yo no soy solo yo, es que mi oportunidad de estudiar no es sólo ella en sí sino representa todo un siglo de lucha de mujeres dando sus vidas y sus fuerzas para que yo disfrutara los derechos que ahora tengo. Es que yo no soy sólo yo, soy parte de muchas, y es en este momento en que lo notas cuando ves el significado tan especial que llevan las personas consigo y lo importante de que aun sin conocernos las luchas nos unan.

Creo que lo más difícil de este “despertar” que estoy viviendo, es darme cuenta de que toda la gente que me rodea aún no lo entiende y que incluso deberé luchar en mi propio hogar contra el sexismo el racismo y la injusticia. ¿Cómo algo que no me importaba en lo absoluto antes ahora me interesa tanto, me conmueve y me llama? No lo sé, sólo sé que ha llegado a mi para mostrarme el camino.



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