martes, 18 de octubre de 2016

Carta, Miguel Ángel Espitia

22 de septiembre del 2016

Querido Doctor Hoyos,

Hoy fue un día muy extraño dado que recordé aquellos tiempos en donde mi proyecto de vida era muy diferente al que tengo ahora. También recordé cuando usted querido doctor me pasó aquel libro de anatomía que contenía imágenes explícitas de cuerpos reales, el cual me impactó mucho pero aun así seguía decidido a estudiar enfermería, aunque como bien sabe usted muchas cosas no dejaron que siguiera ese camino. Por lo tanto, empecé mi formación como licenciado en filosofía el cual ha sido una transformación de todo mi ser y usted recordará que cuando yo tenía 16 años, el primer libro que estudié fue la Crítica de la Razón Pura. Pero bien usted se preguntará ¿para qué le he contado todo lo anterior? y ¿cuál es el motivo por el cual le escribo?

Pues bien, hoy visité el hospital en donde hacía mis practicas cuando estudiaba enfermería y paso algo muy curioso, dado que yo estaba sentado en la sala de cirugía esperando a que mi amigo Joan terminara una operación para salir a dialogar un rato. En ese momento se me acercó un auxiliar y me dijo: “hola Jefe ¿cómo has estado?” la verdad yo no me acordaba de él, sin embargo, le respondí cordialmente que me encontraba bien, pero que ya no era Jefe dado que ya no estaba estudiando enfermería profesional, sino que me dedicaba a la enseñanza de la filosofía. En ese momento el auxiliar se quedó mirándome sin saber qué decirme, al rato me dijo “lo felicito”, puesto que él había querido alguna vez estudiar filosofía, pero su familia no lo dejó. En ese momento pensé en usted cuando me decía que estudiar filosofía no era para todo el mundo y que yo era un privilegiado en poder estudiarla, pero yo le respondía que mi proyecto de vida era ser médico y no licenciado en filosofía o filósofo, aunque le dedicaba tanto tiempo a las lecturas filosóficas como a estudiar sus libros de anatomía. 

Cuando se fue el auxiliar, me puse a observar el movimiento en la sala de cirugía, miré específicamente la intervención en la administración del suero intravenoso. Para este procedimiento debe haber una bolsa de suero, un tubo de plástico, una aguja, y un catéter, se colocan según el orden nombrado y empieza la administración del suero al paciente. Lo anterior me hizo pensar en la problemática del movimiento de Aristóteles, dado que hay un punto A (bolsa del suero) y un punto B (vena del paciente), en donde el suero pasa de estar en la bolsa a entrar al torrente sanguíneo. Por lo tanto, uno se pregunta ¿cómo es posible este movimiento? Y ¿en dónde está el movimiento? 

Físicamente es claro la bolsa a 65 grados por encima del paciente, la fuerza de la gravedad hace que el líquido de la misma baje por el tubo de plástico se introduzca en la aguja y entre por el catéter a la vena del paciente. Por lo tanto, el movimiento se lleva a cabo por un algo que hace que el líquido empiece a bajar, a lo anterior en términos aristotélicos se le puede llamar la actualización del que mueve al tener la capacidad de mover como la actualización de la capacidad de ser movido. Es decir, hay algo que actúa y algo que padece. En este caso el movimiento del suero está mediado por todo el mecanismo que está implementado, pero recuerde doctor que cuando el paciente tiene deshidratación, se tiene que aplicar una fuerza a la bolsa para que baje mucho más rápido, es decir debe haber un contacto directo que aplique una fuerza a la bolsa, lo que hace que el movimiento sea mucho más rápido. 

Ahora, ya sabemos cómo es posible el movimiento, pero queda la pregunta ¿en dónde está el movimiento? En el proceso mismo, es decir en las dos actualizaciones o cuando el suero está ya en el torrente sanguíneo del paciente, en otras palabras, cuando cumple su función. Aristóteles nos dice que el movimiento está en lo movido, pero viene de lo moviente, por ejemplo, no es lo mismo enseñar que aprender, aunque sean dos cosas que se llevan a cabo en el mismo momento, cuando usted me enseñaba, yo estaba aprendiendo y cuando yo estaba aprendiendo, usted me estaba enseñando. La diferencia radica en la definición, uno define distinto enseñar y aprender al igual que el movimiento es distinto, es decir, el movimiento de quien enseña es distinto al que aprende, pero para Aristóteles la actualización es una numéricamente, lo que cambia es la definición conceptual. Con respecto a nuestro ejemplo no es lo mismo suministrar que recibir, pero su actualización es una y la definición conceptual es diferente. 

Toda mi reflexión anterior me hizo pensar en sus palabras de que la filosofía es una forma de vida y sé haga lo que se haga siempre está ahí. 

Cordial saludo. 

Un tal Ángel Espitia

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