sábado, 29 de abril de 2017

Nixon Congutá, Carta a Andrés Atehortúa


Estimado compañero:

Quisiera invitarlo a sostener una conversación de nuestras percepciones acerca de la escritura epistolar. Este ejercicio es especial puesto que es una conversación sobre la escritura epistolar dentro de la práctica epistolar, lo que muestra que el ejercicio de escribir una carta aborda infinidad de temas. Sin embargo, aunque el tema con el que empiezo esta carta lo sabía de antemano, ha sido bastante complicado pensar cómo iniciar esta conversación. Escribo esta carta porque el curso al que asistimos lo requiere, de lo contrario, seguramente no la escribiría. He sacado un tiempo antes de escribir esta carta para empezar a pensar qué escribir en esta, pero las oraciones que pensé en escribir no son las que aquí escribo: las oraciones que escribo aquí dependen del acto mismo de escribir una carta y no de la premeditación de lo que pensaba escribir. Me gustaría escribir esta carta a puño y letra, pero no lo hago porque tengo afán de que llegue a usted lo más rápido posible y me parece que el medio más efectivo es el de adjuntar este archivo en un correo electrónico.

Quiero contarle que hace tiempo escribí cartas, pero no las entregué por cobardía, desilusión o qué se yo. Con este ejercicio contaría algo que no podría decir personalmente, se trataba de algo así como una carta para dejar las cosas como estaban y alejarme sin hacer daño, por lo menos eso pensaba yo. No profundizaré mucho en lo que escribí en esas cartas, ni a quien las escribía, a lo que quiero ir es que la escritura de cartas es, podría decirlo, liberadora y que en mi caso no tuvo que ser entregada a un destinatario para comprobar que por el simple ejercicio de escribir una carta me sentiría más liviano. Conservo esa carta y recuerdo que había hecho una copia porque pensaba que los pensamientos que escribía en esas cartas me pertenecían y que debía consultarlos para sacar conclusiones. Finalmente, he leído sólo un par de líneas pues no soy capaz de soportar el peso de la carta completa y cada vez que la veo o recuerdo que escribí en ella pienso qué habría podido suceder en caso de haberla entregado a su destinatario. Además, he pensado en entregarla después de mucho tiempo, pero no lo hago porque creo que este hecho ya fue superado.

No soy muy conversador, por lo menos con las personas con las que aún no tengo confianza, tiendo a comentar cosas que en las conversaciones personales apenas toco por el chat de alguna red social o alguna vez por mensaje de texto u otros medios. No creo que el contenido de una carta pueda ser escrito en una pequeña ventana de chat, pero creo que una buena conversación por chat es un ejemplo del mensaje que podría escribirse en una carta. A lo que voy es que una carta no tiende simplemente a romper con la distancia, sino que una carta puede complementar las relaciones personales haciéndoles más diversas y permitiendo que no se limiten a una simple relación personal o escrita.

Hasta ahora soy yo el que ha empezado este ejercicio de correspondencia y no sé si está siendo aburrido leer esta carta. Me gustaría que me comentara sus preocupaciones respecto a la escritura epistolar y a ampliar uno de los distintos temas que le comento en esta carta. No hago más extensa esta carta porque siento que puede ser tedioso leer estos relatos y para mí también es complicado escribir acerca de diferentes temas sin tener una respuesta. Por ahora espero una respuesta para empezar a construir una relación escrita.

En cualquier lugar del mundo

Marzo de 2017

Nixon

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