sábado, 29 de abril de 2017

Steveen Durán, Carta a Ángela Bohórquez


Bogotá Abril 8 de 2017.

Querida Ángela disculpa mi tardanza.

Espero que te encuentres bien. Perdón por responder hasta este momento, pero la verdad el tema de discusión que me propones es un poco complejo, además tenía muchas dudas que tenía que esclarecer.

Lo que pienso sobre el problema de la enseñanza de la filosofía desde la historia es lo siguiente:

En primera medida considero que el estudio de la filosofía y, por ende, su enseñanza desde una perspectiva netamente historia resulta problemático, en la medida en que se excluyen varias formas de pensamiento, porque hace énfasis en la reproducción memorística de un discurso universal occidental.

Lo que quiero decir con lo anterior, es que la historia en sí misma no es problemática; lo problemático es la forma como se cuenta, quién la cuenta y desde dónde la cuenta. La filosofía en nuestro país, contada y expuesta desde la historia, solo ha tenido en cuenta el discurso occidental. En Colombia, por ejemplo, en un inicio la enseñanza de la filosofía en las instituciones educativas se limitaba a un grupo selecto y pequeño de grandes pensadores: Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás etc... Luego más adelante cuando muchos estudiantes tuvieron la oportunidad de salir al exterior a continuar con sus estudios de posgrado en otras universidades del mundo se enfocaron en los países de Alemania, Francia, y España. Lo que muestra una tendencia por occidentalizar el pensamiento filosófico en nuestro territorio. Este fenómeno por querer ser o en su defecto parecernos a los occidentales emerge según varios pensadores latinoamericanos del sentimiento de inferioridad. La inferioridad que determina depender de otro y, por lo tanto, el dominio de este sobre nosotros. Un dominio que se extiende en todos los ámbitos, económico, político, cultural, científico. De modo que su influencia es tan radical que penetra las formas de pensar del pueblo y por ende de los académicos.

Lo anterior provoca una conducta que se enmarca en el ser dominado, al oprimido solo le queda repetir, imitar y aceptar las formas de dominio que el otro le impone. Lo que impide que el dominado descubra unas formas de pensar y actuar diferentes, es decir, que le sean propias a él.

Tal vez, si contáramos una historia que incluya la voz de los dominados, sus formas de pensamiento tan diferentes a las occidentales. Cambiaría un poco el asunto y es en ese sentido que veo necesario hacer uso de otras disciplinas como la antropología, la arqueología, la etnografía, para cambiar el rumbo de la historia, una historia que incluya otros discursos y formas de pensamiento. Otro modo que se me ocurre que podría emplearse en la enseñanza de la filosofía es recurrir al arte. El arte como una manifestación que surge de la necesidad de crear algo propio. En fin, considero que pueden utilizar otras disciplinas para la enseñanza de la filosofía que rompan con la linealidad de la historia hegemónica universal occidental.

Para poder romper con la historia universal como único método de la enseñanza de la filosofía, es necesario pensar y reflexionar en la posibilidad de una enseñanza de la historia filosófica que sea intempestiva y circunstancial. Está claro que se necesita de la historia para aprender los conceptos y los personajes más importantes de la misma. Sin embargo, el ejercicio de la filosofía y su enseñanza no se puede reducir a esto. Debido a que el ejercicio filosófico pretende desarrollar y estimular en el hombre la capacidad de pensar y encontrar problemas, problemas que le son propios y no ajenos. En ese sentido la filosofía debe abrir las puertas a la curiosidad y a su necesidad de la pregunta. Estimular la capacidad de preguntarse, alimentar la curiosidad por medio de preguntas, explorar diferentes formas de pensar al momento de enfrentarse a los problemas que surgen en una determinada circunstancia son algunas cosas fundamentales que debería tener en cuenta el profesor de filosofía en la enseñanza de la misma, más que conocer su propia historia.

Ahora bien apartándome un poco de lo anterior, en esta parte te expondré lo que pienso de la profesionalización de la filosofía.

Lo que encuentro más problemático en la profesionalización de la filosofía es la vinculación del docente con la institución y los intereses privados de esta. Ya que cuando la filosofía se profesionaliza entra en un ambiente de demanda y oferta, donde se compite por medio de una medición cuantitativa y cualitativa y se da una caracterización del docente que nada tiene que ver con su modo de ser. De esa manera se ejerce una imposición que obliga al profesor a seguir un currículo determinado, a cumplir unas normas con las que muchas veces se ve en desacuerdo y a realizar una actividad y ejercicio de la docencia parametrizados.

Es por ello que veo problemática la profesionalización, porque la institución subordina al docente, lo somete a una serie de normatividades que restringen su quehacer. Mutilan y castran la capacidad de creatividad, pues el maestro, en muchas ocasiones, o el profesional en filosofía se ve impedido a participar de las decisiones que se toman en las instituciones.

Bien, mi querida amiga, esto es todo lo que te puedo decir. Tal vez, fui muy crítico pero la verdad son temas con los que tengo demasiado conflicto. Me agrada mucho la idea de poder compartir mis formas de pensar contigo. Gracias por tu tiempo y atención, son muy valiosas para mí.

Un abrazo y que estés muy bien.

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