martes, 25 de abril de 2017

Yesica Cortés, Carta a Diana Acevedo

Bogotá, 16 de abril de 2017


Querida profesora

Esta carta es como un bonus o algo así debido a que nuestra correspondencia se perdió en los azarares de la empresa de correos. Intentaré ser concreta, ya que van dos cartas en una, pero la verdad tenía muchas ganas de escribirte.

Primero quisiera comentarte que leyendo y pasando la carta anterior no me gusto como quedo. Creo que quedo mal escrita, repito palabras, siento que al escribirla a mano no me percaté de muchas cosas. Ahora me doy cuenta que soy muy quisquillosa al momento de escribir. Cuando escribí el capítulo de mi tesis a mano, me sentí realmente bien, pero con la carta paso algo diferente. Creo que tengo momentos y modos de escribir para cada situación y persona. Intentaré descifrar que fue lo que paso. Me parece importante que lo sepas. Tal vez no me gusto hacer borrador de la carta, porque eso lo quita el brillo de la espontaneidad. Bueno, hubo muchas cosas que revise de cómo me gusta escribir y quizás por eso no me gusto como quedo la carta, de igual modo te la entrego tal cual a como había quedado la que se perdió.

Profe, recién llego a Bogotá, estaba en Mesetas, Meta en un voluntariado de paz. Este espacio me hizo pensar y sentir muchas cosas. Me hizo pensar que hay mucho que hacer y trabajar. Me extendería mucho escribiéndote todo lo que paso, espero que podamos hacer esto en otro espacio, sin embargo, si quiero comentarte algunas cosas. Me encontraba en una de las zonas veredales de transición y normalización de las FARC-EP, las ZTVN. Profe vivir esta experiencia fue algo increíble. Aunque sabemos que los medios de comunicación mienten, no sabemos hasta qué punto son capaces de manipular la “verdad”. En este lugar me encontré con la otra cara de la guerra. Me encontré con el campesino comprometido con una lucha. Me encontré con una posición de la mujer totalmente diferente a la que estamos acostumbrados a ver. Me tope de frente con seres humanos que tienen una formación autodidacta, que se levantan a las tres de la mañana para estudiar medicina, algunos para ir a los talleres de danza, algunos otros para hacer guardia y otros para hacer la comida de todas las columnas. Me encontré con muchas cosas. Hicimos un ejercicio de correspondencias, ellos nos dieron una carta y nosotros teníamos que darles una. Fue un momento de mucha emotividad. Me gustaría compartirles en el seminario la carta que recibí y contarles como fue ese momento. Hay muchas cosas que te quiero contar, porque pienso que esos espacios de paz nos los tenemos que pensar en el aula, en los espacios académicos, en nuestra cotidianidad.

Bueno profe, sin ánimo de robarte más tiempo, solo quería comentarte esto por encima, con todos los ánimos de que nos podamos reunir y acabarte de narrar mi experiencia en este espacio.

Un abrazo.

Yesica Cortés

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