viernes, 12 de febrero de 2021

Sistematización de diarios, Carlos Galindo

 

Bogotá, 21 de septiembre de 2020 

Universidad Pedagógica Nacional 

Licenciatura en filosofía 

Seminario optativo de filosofía contemporánea 

Versión final de la ponencia 

Carlos Galindo 

Código: 2016232014 

Clasismo y zona del no-ser 

Sistematización 

L os ejes temáticos que atraviesan los contenidos de mis seis diarios son el clasismo y la zona del no-ser. Esta última, consiste en «una región extraordinariamente estéril y árida, una rampa esencialmente despojada» (Fanon, 2009, p. 42) en la que no hay un hombre; aquel, consiste en la discriminación a causa de las diferencias de clase. Una vez hecho el esbozo de estas categorías, dejo indicado que estas, emergieron a partir de experiencias vividas en la pandemia (en el caso de la zona del no-ser) y en las clases virtuales de este semestre (en el caso del clasismo). Ahora bien, me parece pertinente contestar a las preguntas relativas a la manera y la copiosidad de estas categorías mediante breves reconstrucciones de las mismas en los diarios. De manera que procederé, inicialmente, con la zona del no-ser, luego, finalizaré esta primera parte del análisis con el clasismo. 

El primer diario surge a partir de una conmoción al ver la estatua de Belalcázar rodando por el suelo. A causa de esta conmoción ante tal acto tan bello, puedo vislumbrar, mediante dicha acción, que existe una posibilidad de dinamitar las construcciones solipsistas que me he creado, respecto a mi condición de hombre. Sin embargo, en ese diario, aún, soy presa de esa construcción neurótica o "zona de seguridad abandónica". Con lo cual, decido recurrir a un texto, más que aprendido, de una fenomenóloga argentina, para tratar de solapar el aluvión de incertidumbre respecto a la caída. Posteriormente, y solapadamente, en el segundo diario, me identifico con el hombre que ha replicado prácticas sexistas en la academia, pero que siente asco por su condición de hombre sexista y siente el deseo de erradicarla. Sin embargo, no es hasta el segundo apartado, cuando empieza a anunciarse la caída del paradigma de hombre que me había construido en la academia. En el tercer diario, encuentro una noción de hombre que me empieza a agradar: la del hombre negro que, a pesar de la esclavitud y el racismo, mantiene, junto con la mujer, la unidad y el equilibrio en el hogar. Sin embargo, en el cuarto diario, de vuelta a la academia, recaigo en el pozo del no-ser; y es ahí en ese pozo de lo académico ─específicamente el 2 de diciembre del año pasado─ donde se da lugar al diario del 5 de diciembre, porque uno de los detonantes de ese diario es la asunción en otra noción de hombre que es de mi agrado: el hombre, postulado por Karl Jaspers, que se concibe como una totalidad; de manera que, cuando otro hombre sufre, este siente culpa por el sufriente y se aboca a ayudarlo. En ese drama me encontró un compañero, al cual estimo, y bajo ese drama, en parte, me sentí en la obligación de interceder por él. Sin embargo, en el sexto diario, luego de recordar las lecciones de María Lugones, me siento impedido a decantarme por la categoría hombre, al ser esta, una impostación colonial. 

En el primer diario también sentí la necesidad de identificarme con un ser-con que llevara a los otros a la acción en las luchas económicas, a causa de los compañeros que no habían podido estudiar por condiciones económicas. Sintiéndome culpable porque yo tenía los privilegios para estudiar (computador, internet y una mediana sostenibilidad económica) abordé mis clases. Sin embargo, viví una experiencia grotesca con un profesor que dicta un seminario de reconocimiento. Puedo resumir la experiencia de la siguiente manera: un compañero que trabaja y estudia debía presentar una ponencia. A causa de la falta de tiempo, no la pudo desarrollar bien. Cuando la tuvo que presentar, erró unos conceptos. En vez de ayudarle, el profesor se tomó la sesión, lo interrumpió, lo trató como un imbécil y lo minusvaloró; a pesar de que el estudiante le señaló que no pudo preparar bien la ponencia porque estaba trabajando. Esto me llenó de rabia, pero, por miedo no decidí intervenir. Sin embargo, en la sesión final, los protocolantes ─dos energúmenos que gozan de una posición económica estable─ hicieron un protocolo cuyo objetivo, subrepticio, era dinamitar la ponencia del compañero. Aquí no pude aguantar, intervine, me desahogué y me gané la desaprobación de mis comentarios por parte del profesor y muchos de los alumnos ─a las y los que sólo les importaba el desarrollo metodológico─. Esto me motivo a denunciar, de alguna forma, en el segundo diario, mi inconformidad con los espacios académicos. Por otra parte, en el tercer diario proyecté mi anhelo de un trabajo colectivo y horizontal (sin jerarquías) desde el feminismo. Luego llegó, en el quinto diario, la mentada clase del 2 de diciembre en la que una profesora de Medellín, invitada a un seminario, señaló la falta de compromiso de un compañero porque no pudo asistir a una sesión sincrónica. Creo que ya no es necesario decir que sé que ese compañero estudia y trabaja. Entonces, este diario ya es una acción directa contra el clasismo que se vive en la licenciatura, pues le leí este diario a la profesora invitada ganándome, con ello, su animadversión; lo cual, en realidad no me importa. Quizás, con estas breves reconstrucciones narrativas pueda dar cuenta de las categorías presentes tanto textual como implícitamente en los diarios. Ahora, procederé a establecer las relaciones de las categorías con algunos textos del seminario; pues les debo mucho a dichos textos la elaboración, dado que los insumos no fueron, meramente, situacionales.   

 

*** 

La zona del no-ser se encuentra definida en la introducción de la obra de Fanon (2009) intitulada Piel negra, máscaras blancas. En esta obra, además de proveer la definición de esta zona (consignada en el primer párrafo de esta sistematización); también ofrece una rica caracterización psicoanalítica de la misma, apoyado en la neurosis de abandono (concepto de la psicóloga francesa Germaine Guex). Antes de continuar, he de precisar que tengo un hogar y no he sido abandonado. Sin embargo, en mi situación de hombre colonizado he podido identificarme en muchos rasgos típicos del abandónico. Entre estos están, la creación de una zona de seguridad en la que pretendía ser un "hombre entre los hombres". Debido a esto, reemplacé las interacciones por los libros, y siempre buscaba vivir acorde a la altura de la altura occidental. De manera que, la imposibilidad de amar, se debía a que ninguna mujer cumplía, para mí, los estándares de la mujer que debía ser amada (la europea). Esto porque no era una Anna Karenina o una Teresa (de La insoportable levedad del ser) o siempre me parecían mujeres bastante simples e insulsas; como la mujer que no acepta la rosa en El ruiseñor y la rosa. Por mi parte, el amor que podía entregar, era bastante elevado para una mujer de este país. Esto, parece, pero no se sale de la alienación del abandónico propuesta por Fanon, porque él indica que el amor auténtico no se puede alcanzar en tanto no se eliminen las taras que configuran el complejo de inferioridad. Dicha incapacidad de amar y la no-pertenencia fueron las subcategorías que más me interesaron, a nivel de introspección, en este seminario. 

Respecto al clasismo en la academia, mi autora favorita es bell hooks, debido a la simpleza y profundidad con la que me hizo entender categorías tales como la movilidad de clase, el arribismo y el oportunismo de las personas inescrupulosas en la academia (tanto docentes como estudiantes que se instalan en el supuesto patriarcal de la dominación). Además, luego de trabajar en una editorial y ver sus dinámicas clasistas, he podido constatar lo que bell hooks afirma sobre las mismas; específicamente, lo de la encriptación, mediante un lenguaje abstruso, de los saberes populares. Además, que dicha encriptación no es inocente, sino que obedece a intereses capitalistas. En lo que atañe a los diarios, el vínculo lo encuentro en la discriminación de trabajadores a causa de la academización.   

A partir de esta caracterización psicológica del sentimiento-complejo de inferioridad ofrezco, en este escrito, una reconstrucción sociogénica de este, en la alegoría nègre; puesto que para Fanon (2009) dicho complejo «parece ser el indicativo de la Weltanschauung negra» (p. 65). Por otra parte, en una segunda sección, ofrezco algunas discrepancias con algunos conceptos y caracterizaciones de Fanon. Tanto las discrepancias como la reconstrucción atañen, únicamente, a la introducción y los tres primeros capítulos de su obra intitulada Piel negra, máscaras blancas. 

Reflexiones sobre mi experiencia en el seminario 

Había, en alguna ocasión, formulado la siguiente pregunta ¿por qué este seminario no se da en los primeros semestres, no como un seminario optativo, sino como una materia obligatoria? A día de hoy me sigo haciendo la misma pregunta, porque ha sido tanto lo que este seminario ha contribuido con mi paz mental y mi tranquilidad, que estaré agradecido, por siempre, por la oportunidad de haberlo tomado. La justificación de tales elogios, quizás, se pueda otear en los párrafos anteriores: los mecanismos deconstructivos de la teoría feminista me han ayudado mucho a combatir mi sexismo interiorizado, mi sexismo en la academia, el clasismo que enarbolaba en asumirme en una corriente abstracta de la filosofía sin tener, para ella, ningún tipo de enfoque social. Por otra parte, he encontrado respuestas para los escenarios de violencia intrafamiliar que sufrí junto con mi madre. Y así, de página en página he encontrado en las autoras pensamientos sumamente valiosos. 

Bibliografía 

Fanon, F. (2009). Piel negra, máscaras blancas (A. Useros, trad.). Akal (original publicado en 1952). 

hooks, b. (2017). El feminismo es para todo el mundo (B. Esteban, L. T. Lozano, M. S. Moreno, M. Puertas, S. Vega, trads.) Traficantes de sueños.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario